No sabemos cómo se formó el universo pero queremos entender cómo evolucionó para así entender mejor cómo llegamos aquí.
Nos preguntamos si estamos solos ya que hay miles de millones de estrellas, es decir, de planetas y tiene que haber algo que albergue vida además de la Tierra.
El telescopio espacial James Webb es el más grande e innovador jamás construido y está diseñado para asomarse dentro de las profundidades del universo y resolver algunos de los mayores misterios cosmológicos de la astronomía.
El documental:
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El telescopio James Webb:
Es difícil imaginar lo que podrá descubrir y se ha tardado mucho más de lo que se esperaba en conseguir que todo funcione, pero es el telescopio más difícil y complejo que se ha construido.
Su espejo mide nada menos que 6,5 metros de diámetro y comparado con el del telescopio espacial Hubble, este espejo es enorme.
Es tan grande que se ha tenido que construir para que se plegara y cupiera en el morro del cohete y luego tendrá que ser reconstruido, realineado, reenfocado y reajustado, todo ello en órbita y de forma robótica.
Este telescopio estará a un millón y medio de kilómetros de la tierra, unas 3000 veces más lejos que el Hubble y demasiado lejos para que los astronautas puedan arreglarlo si falla algo.
En diciembre de 1995 el telescopio espacial Hubble se asomaba a lo que parecía ser una zona relativamente vacía del cielo nocturno y nunca se había hecho nada igual.
Queríamos mirar a un único punto del cielo para saber si había algo ahí y después de 10 días mirando aparecieron miles de galaxias que no sabíamos que existían.
Esta fue la primera de una serie de imágenes del campo profundo y con el paso de los años el Hubble reveló aún más.
De las decenas de miles de objetos que aparecen en estas imágenes solo unos pocos son estrellas ya que la mayoría son galaxias con todo tipo de formas y tamaños.
Algunas de estas galaxias de formas extrañas son increíblemente antiguas con miles de millones de años.
Una de las cosas más fascinantes de los telescopios es que son como máquinas del tiempo ya que nos permiten ver nuestro universo tal y como era en un pasado muy lejano.
La luz viaja a 300.000 kilómetros por segundo y de esta forma la luz del sol tarda 8 minutos en llegarnos, por lo que si salimos y lo miramos estaremos viendo el sol de hace 8 minutos.
La estrella más cercana a nosotros está a cuatro años luz y eso significa que su luz ha empleado cuatro años en llegarnos.
Las galaxias más cercanas están a decenas de miles de años luz, por lo que las vemos no como son hoy, sino como eran hace decenas de miles de años por lo que las vemos como eran en el pasado.
Mientras los astrónomos exploraban los campos profundos del Hubble, notaron algo extraño, se empezaron a ver pequeños puntos naranjas como manchas muy débiles.
Cuanto más lejos está una galaxia más roja aparece en los telescopios y este fenómeno se llama «desplazamiento al rojo» ya que el universo se expande y separa el espacio a medida que avanza estirando la luz.
En el caso de las galaxias más lejanas su luz se ha estirado tanto que sale de la parte visible del espectro para entrar en el infrarrojo y los instrumentos a bordo del Hubble pueden ver algunas de esas ondas infrarrojas.
De la misma manera cuando un objeto se mueve hacia nosotros las ondas de luz se aplastan y las ondas de luz son más cortas y azules.
El Hubble ha hecho cosas increíbles pero se ha topado con sus límites y el James Webb está diseñado para ver más lejos de la parte infrarroja del espectro y más atrás en el tiempo.
Captar la luz es muy complicado ya que la radiación que emite el calor de cualquier objeto puede ser detectado por los infrarrojos.
La tierra emite calor, también la luna, obviamente el sol e incluso el propio telescopio puede emitirlo y si queremos ver cosas que brillan dentro en el universo con luz infrarroja, el telescopio tiene que estar muy frío para evitar verse a sí mismo.
Por eso este telescopio tiene ese aspecto de barco y su parasol protegerá los instrumentos y los espejos para mantenerlos fríos y alejados de la energía térmica.
El lado que mira al sol a la luna y la Tierra puede calentarse hasta unos 110 grados mientras que el telescopio se mantiene a unos gélidos 237 grados.
El telescopio puede permanecer así de frío a un millón y medio de kilómetros en un punto gravitacional conocido como L 2 y ahí seguirá la trayectoria de la Tierra mientras orbita el Sol.
Pero si algo va mal estará demasiado lejos para que los astronautas lo arreglen y eso recuerda el inicio del telescopio espacial Hubble que cuando llegó al espacio y obtuvieron las primeras imágenes se dieron cuenta de que no podían enfocarlo y las imágenes eran borrosas porque el espejo primario estaba construído de forma incorrecta, era como llevar unas gafas mal graduadas.
Los astronautas llegaron al telescopio a casi 500 kilómetros de la tierra en una audaz maniobra para repararlo.
La construcción del James Webb tuvo más problemas de lo esperado.
Su lanzamiento estaba previsto originalmente para 2007 y la NASA no solo no cumplió con ese plazo sino que en 2009 cuando Charles Bolden asumió el cargo de administrador de la NASA la misión ya sobrepasaba el presupuesto en miles de millones de dólares e incluso los partidarios acérrimos cuestionaron el coste.
Uno de los mayores retos era construir una máquina que pudiera sobrevivir a las gélidas temperaturas del espacio.
Había que anticipar la forma en que los espejos se deformaban al enfriarse para que lo hicieran de la forma correcta a temperaturas criogénicas.
El espejo primario fue quizás lo más difícil pero después lo fue descubrir cómo probar el telescopio porque era muy grande y había que enfriarlo para probarlo.
Hubo que trasladar el telescopio desde el Centro de Vuelo Espacial Goddard en Greenbelt, Maryland hasta el Centro Espacial Johnson, en Houston en Texas para la prueba crítica.
Allí tenían una gran Cámara de vacío que se utilizó para probar el módulo de aterrizaje de Apolo.
La prueba del espejo se realizó dentro de esa Cámara construida en los años 60 e imita el ambiente gélido del espacio.
Se hicieron modificaciones en la Cámara para que fuera capaz de alcanzar la temperatura operativa en el espacio.
Era la primera vez que el conjunto de espejos se enfriaba a las temperaturas de funcionamiento y también la primera vez que podíamos comprobar el algoritmo para alinear el espejo.
Había que comprobar que con los 18 espejos se obtenía una imagen de calidad.
La prueba comenzó en verano y llevó 30 días enfriar el telescopio dentro de esta gran Cámara de vacío.
Pero cuando se cumplieron 30 días y por fin se alcanzaron en los espejos una temperatura 50 grados por encima del cero absoluto, el huracán Harvey arrasó Houston y la parte principal del telescopio estaba en la trayectoria del huracán.
Por suerte el telescopio ya estaba dentro de la Cámara y era el lugar más seguro para él mientras la energía no se interrumpiera ya que no se podía perder ese ambiente frío y si el ambiente se hubiera calentado el telescopio podría haberse dañado.
Las pruebas mostraron que el espejo primario funcionaba como se esperaba y los 18 espejos funcionaban como si fueran uno solo.
Un año después el Webb fue sometido a una prueba de vibración para garantizar que aguantaría el despegue y cuando terminaron había varios tornillos sueltos en el fondo de la celda de prueba.
El Congreso celebró dos días de audiencias con representantes de la NASA y del principal contrato Northrop.
Su objetivo era averiguar por que el importe superó 19 veces el coste original y el proyecto estaba retrasado 14 años.
La razón es que todo comenzó con una estimación de costes muy optimista y poco realista.
En 2002 el telescopio recibió el nombre de James Webb, que fue el administrador de la NASA que dirigió la Agencia durante los primeros días del programa Apolo y también conocido por su apoyo a la exploración robótica del espacio.
A pesar de los muchos años el James Webb se preparaba para su viaje final hasta la plataforma de lanzamiento de la ESA en la Guayana Francesa.
Pesa 7 toneladas y tiene 8,5 metros de altura y es, con mucho, el mayor telescopio espacial jamás construido pero al mismo tiempo es muy frágil e incluso un cabello humano podría dañarlo.
El James Webb cruzó el país desde Maryland, viajó a Texas luego hasta Nordmann en California y posteriormente comenzó un viaje por mar de 9.300 kilómetros que lo llevó a través del Canal de Panamá a lo largo de la costa de América del Sur hasta la plataforma de lanzamiento de la ESA en la Guayana Francesa.
Colocado ahí la cuenta atrás comenzó el 25 de diciembre de 2021 y tras varios minutos el cohete «Ariane 5» despegó y el Webb inició su viaje.
Ya en el espacio el telescopio se separó del módulo superior del cohete sin chocar con él.
Luego los muelles empujaron suavemente al Webb para que se alejase del módulo superior del «Ariane 5» para evitar la colisión.
Mas tarde se necesitaron los paneles solares para generar energía antes de que su batería se agotase.
Después su destino estaba a un millón y medio de kilómetros de la tierra y tocó realizar el despliegue del telescopio.
Primero el parasol de 5 capas, del tamaño de una pista de tenis y de un material increíblemente delgado.
Luego el despliegue del espejo secundario que refleja la luz hacia los instrumentos y en donde se recibe la luz del espejo primario que tiene una forma casi parabólica.
El despliegue terminaba con el espejo principal formado por 18 segmentos con un recubrimiento de oro de entre 500 y 600 átomos.
Después de un mes del lanzamiento el James Webb estaba a un millón y medio de kilómetros de la tierra y sus 18 segmentos aún tenían que alinearse para funcionar como uno solo y para ello se usó una estrella de referencia de la que se tenían 18 imágenes que tubieron que ordenarse y enfocarse.
Las primeras imágenes fueron impresionantes y mostró la nebulosa del Anillo del Sur que está a unos 2.000 años luz de distancia donde se ven un par de estrellas orbitando una alrededor de la otra y envueltas en capas de gas y polvo que genera una de ellas mientras se apaga lentamente.
También observó el Quinteto de Stephan que son un grupo compacto de galaxias ubicadas en la constelación de Pegaso.
Otra imagen fue la Nebulosa de Carina que revela las fases más iniciales y rápidas de formación estelar que previamente habían estado ocultas.
También mostró el espectro del planeta WASP 96b y la imagen infrarroja más profunda y nítida del universo lejano hasta la fecha.
Lo mejor es que esto es solo el principio y el James Webb pronto ofrecerá mucho más porque este telescopio cumplirá con el propósito para el que ha sido diseñado.